¿Reconoces las emociones que tienes todos los días?, ¿puedes manejar tus sentimientos sin actuar de manera impulsiva?, ¿puedes motivarte a trabajar en un proyecto o tarea a pesar de lo que sientas por ello?, ¿identificas las emociones en otros y actúas de acuerdo a ellas?
Si contestaste que sí a estas preguntas, ¡muchas felicidades!. Significa que has desarrollado las habilidades que dan forma a la inteligencia emocional.
Ahora, si tu respuesta a alguna de esas preguntas fue un no, es momento de trabajar en tu inteligencia emocional.
En la historia moderna de la humanidad no habíamos vivido un período o evento que impactara de manera directa a tantas personas en el mundo; que amenazara su integridad física, emocional o financiera, y que despertara en todos nosotros emociones y actitudes nuevas, posiblemente difíciles de manejar.
Nunca en la historia de nuestra generación había sido tan importante entender -en lugar de juzgar- qué pasa por la cabeza de los demás cuando hacemos o decimos algo, pero sobre todo, cómo se sienten y qué puede despertar ese sentimiento.

La inteligencia emocional es el espacio donde la razón y la emoción se amalgaman de forma perfecta. Es la habilidad ligada directamente a la resiliencia, la motivación, la empatía, el manejo del estrés y la comunicación entre otras circunstancias.
La inteligencia emocional es el manual que nos ayuda a navegar en el mar de las relaciones para aprovechar las oportunidades y al mismo tiempo que disminuir los conflictos.
La inteligencia emocional es la habilidad fundamental en lo social, y por lo tanto, juega un rol definitivo en el éxito académico, social y profesional.
No hay duda que hoy ejecutivos y emprendedores se desenvuelven en un ambiente profesional sumamente ágil en el que entender y apreciar a otros profesionales es vital. Conectar de manera personal con los profesionales que toman decisiones no tiene precio, y para ello es necesario mejorar todos los días nuestra inteligencia emocional, ¿sabes cómo hacerlo?
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